Imperio austro-húngaro

El Imperio austro-húngaro 

El Imperio austrohúngaro fue un  europeo nacido en 1867, tras el Compromiso Austrohúngaro que reconocía al Reino de Hungría como una entidad autónoma dentro del Imperio austríaco, a partir de ese momento, austrohúngaro. En 1914 tenía una extensión de 676.615 km² y contaba con 52.799.000 habitantes y era considerada como una de las grandes potencias en el marco internacional, ocupando el 6º puesto por su  económica. 

Lo que era el Imperio austrohúngaro se reparte actualmente en trece estados europeos: Austria, Hungría, República Checa, , Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina y las regiones de Voivodina en Serbia, Bocas de Kotor en Montenegro, Trentino-Alto Adigio y Trieste en Italia, Transilvania y parte del Banato en Rumanía, Galitzia en Polonia y la Rutenia Transcarpática en Ucrania. 


Antecedentes del Compromiso 


El Reino de Hungría creado en el 1000, se convirtió pronto en una potencia en Europa, sin embargo, los constantes ataques de los turcos otomanos lo debilitaron a lo largo de los Siglos XIV y XV. Tras la muerte, en 1526, de Luis II de Hungría en la batalla de Mohács contra los turcos otomanos, el trono del reino de Hungría quedó vacante y una serie de disputas se sucedieron. El emperador germánico Fernando I de Habsburgo trataría de pactar con el voivoda húngaro Juan I Szapolyai de Transilvania, quien también era anti-rey de Hungría, coronado luego de la batalla de Mohács. Dicho acuerdo no lograría a mantenerse a través del tiempo y eventualmente Hungría quedaría separada en tres partes: una como el reino húngaro, gobernado por los Habsburgo; otra como el Vilayato de Buda luego de la ocupación otomana en 1541, gobernado por los turcos; y desde 1570, la tercera como el Principado húngaro de Transilvania, que era vasallo de los otomanos. 

Dicha separación del reino de Hungría se mantuvo entonces a lo largo de casi siglo y medio de constantes de batallas entre germános, húngaros y turcos. En el Principado de Transilvania se protegió y se cultuvó la cultura húngara, mientras que en los territorios húngaros ocupados por los turcos, a penas y existían pobladores. La mayoría había emigrado buscando un sitio más apropiado para cultivar y vivir, que no estuviese bajo influencia turca. Los territorios húngaros bajo el control de los Habsburgo contunuaron poblados y manteniendo su cultura, aunque con el tiempo fueron adoptando ciertos rasgos germánicos. Esta división también definió la confesiónr eligiosa de los pobladores de dichas zonas. Los húngaros de Transilvania eran en su gran mayoría protestantes, los de los territorios turcos católicos y protestantes, más no adoptaron la religión musulmana, y los de los territorios bajo control germánico eran fervientemente católicos. Esta pugna religiosa resultó un arma perfecta para los Principes húngaros de Transilvania como Esteban Bocskai y Gabriel Bethlen, quienes buscaban reunificar el reino, conduciendo así varias guerras de independencia contra los emperadores germánicos. Sin embargo, todos sus intentos resultaron en fracaso y luego del intento de los turcos en 1683 de invadir Viena, la Santa Alianza católica se dispuso a expulsar definitivamente a los otomanos de los territorios húngaros. 

De esta manera, en 1686 el emperador germánico y rey húngaro Leopoldo I de Habsburgo, junto a su comandante el Príncipe Eugenio de Saboya reconquistaron la ciudad de Buda. Luego de esta victoria continuaron presionando a los ejércitos turcos fuera del reino, hasta que finalmente lo abandonaron en 1691. A partir de este momento todo el territorio húngaro, incluyendo Transilvania, estuvo bajo control del Sacro Imperio Romano Germánico, lo cual generó una serie de guerras de carácter independentista en dicho territorio. 

El Príncipe húngaro Emérico Thököly condujo una revuelta a gran escala en contra del emperador germánico y rey húngaro Leopoldo I, la cual fue sofocada alrededor de 1690 y lo obligaría a emigrar a territorio otomano donde falleció en 1705. Posteriormente su hijastro, Francisco II Rákóczi también Príncipe húngaro de Transilvania, condujo una guerra entre 1703 y 1711, que se vería sofocada por Leopoldo I, y tras su muerte en 1705 por su hijo José I de Habsburgo. 

Tras dichos intentos independentistas Hungría se mantendría sin conflictos durante más de un siglo, permaneciendo como parte del nuevo Imperio austríaco que surgió tras la caída del Sacro Imperio Romano Germánico en 1805. Hungría se alzó nuevamente durante la revolución en los Estados alemanes en 1848, surgiendo la llamada Revolución húngara de 1848, en al cual se enalteció el nacionalismo y la independencia de los Estados europeos y el rechazo al poder austríaco de los Habsburgo. De esta forma, el 25 de marzo de 1848 las calles de Buda se llenaron de gente, poetas e intelectuales, políticos y militares que protestaron contra el emperador austríaco Francisco José I. Las revueltas húngaras fueron sofocadas gracias a la intervención del Zar ruso, que acudió en ayuda del emperador austríaco, llevando nuevamente orden a la nación húngara. 

El fracaso de la revolución desencadenó una serie de ejecuciones de generales y dignatarios húngaros que se habían sublevado contra los austríacos. Tras la Guerra Austro-Prusiana de (1866), donde el Imperio fue derrotada junto a Baviera por Prusia, Austria perdió la posibilidad de convertirse en el eje que articulase la unificación alemana y su papel central lo ocupó definitivamente el Reino prusiano. Fue este un momento de debilidad idóneo para las aspiraciones autonomistas húngaras y los dignatarios de aquel Reino lo aprovecharon enviando una comitiva encabezada por Francisco Deák, la cual le exigiría a Francisco José el establecimiento de un Parlamento en Hungría, junto a más facilidades, libertades y autonomía. De esta forma, en 1867, ante la amenaza de una nueva sublevación húngara, el emperador austríaco firmó el tratado conocido como el "acuerdo" y con ello surgiría la monarquía dual austrohúngara. Fue también el asentamiento definitivo de la política de los Habsburgo que ya desde el siglo XVIII tendió a prestar más atención e importancia a sus dominios directos, que se extendían por Hungría, Bohemia, Moravia y otras regiones del este de Europa en lugar de los distintos estados alemanes. 


Gobierno y política 

El jefe del estado era el Emperador, de la familia de los Habsburgo, que era a su vez jefe de los dos estados, como Emperador de Austria y Rey de Hungría; esto motivaba que en territorios de la corona de Austria el gobierno fuese denominado como "real imperial" (abreviado como "K.K." del alemán Kaiserliche Königliche) en señal de la identificación del monarca austriaco como rey y emperador en simultáneo. En Hungría esta denominación no fue fácilmente aceptada, requiriendo el gobierno de Budapest que el monarca sea designado separadamente como "emperador" y "rey" atendiendo a que Hungría tenía oficialmente el rango de un reino; ante ello la administración utilizaba el término "K.u.K." (del alemán Kaiserliche und Königliche) para designar los asuntos de todo el imperio 

En los 51 años que duró la monarquía dual tuvo dos soberanos. 

* Francisco José I de Habsburgo (desde 1867 a 1916). 
* Carlos I de Habsburgo (desde 1916 a 1918). 

La esposa del Emperador recibía el título de Emperatriz y ostentaba la representación del estado del mismo modo que una Reina o Primera Dama. Las dos emperatrices que tuvo Austria-Hungría fueron: 

* Isabel de Wittelsbach, más conocida como Sissi (desde 1867 a 1898). 
* Zita de Borbón-Parma (desde 1916 a 1918). 

El heredero al trono era el Archiduque de Austria. Los herederos fueron: 

* Rodolfo de Habsburgo (desde 1867 hasta 1889). 
* Francisco Fernando de Habsburgo (desde 1896 hasta 1914). 
* Carlos I (desde 1914 hasta 1916) 
* Otto (desde 1916 hasta 1918). Fin del imperio 

Austria y Hungría mantenían dos parlamentos separados, con sede en Viena y Budapest respectivamente, cada uno con su propio primer ministro. De la coordinación entre estos dos gobiernos se encargaba el Gobierno del Emperador, dotado en teoría de un poder absoluto, pero limitado en la práctica. En ambos territorios algunas regiones, como Galitzia-Lodomeria, en Austria, o Croacia-Eslavonia, en Hungría, tenían un régimen autónomo de autogobierno. 

Había un Consejo de Ministros Común, formado por los dos primeros ministros, el ministro imperial de Asuntos Exteriores, el Jefe del Estado Mayor Imperial, el ministro de Finanzas, algunos archiduques y el emperador, que se encargaba del gobierno de las responsabilidades comunes (finanzas, defensa y política exterior). A su vez, dos delegaciones representantes de cada uno de los dos parlamentos se reunían por separado y votaban las propuestas del Consejo de Ministros Común. En cualquier caso, el emperador tenía la decisión final en temas de defensa y relaciones exteriores. 

La invasión de competencias entre los ministerios conjuntos y los gobiernos de cada uno de los dos estados causó fricciones y desgobierno, especialmente entre las fuerzas armadas. Aunque el Consejo de Ministros Común se encargaba de todas las cuestiones militares, el gobierno austríaco y el húngaro se encargaban separadamente de los temas de reclutamiento, legislación del servicio militar, transporte de tropas y de la regulación de las cuestiones civiles de los militares. Por tanto, cada uno de los gobiernos tenía mucha influencia en cuestiones militares y cada uno podía desbaratar operaciones militares si lo juzgaba conveniente a sus intereses. 

A menudo se dieron conflictos sobre aranceles exteriores y sobre la contribución de cada uno de los estados a la hacienda común (en la que Austria asumía el 70% del presupuesto ). Según los acuerdos del Compromiso de 1867, cada diez años se tenían que renegociar estos temas, y cada renovación comportaba nuevos problemas políticos. En 1905 las relaciones se torcieron con la disputa sobre qué lengua se debía utilizar en el ejército húngaro y por la llegada al poder en Budapest, en 1906, de un gobierno de coalición nacionalista húngara. No obstante, los acuerdos se renovaron en octubre de 1907 y en noviembre de 1917. 

Respecto a la participación de la población en el gobierno del imperio, Austria propició un régimen parlamentario a partir de las reformas de 1860, 1862 y 1867, que reconocieron las libertades religiosa, de pensamiento y de asociación. Se creó un parlamento bicameral o Reichsrat (cámara de diputados y cámara de los señores). Entre 1861 y 1897 se mantuvo el sufragio censitario e indirecto a través de cuatro curias de las que eran excluidos los trabajadores. En 1897 el canciller imperial, conde Badeni, creó una 5ª curia para representar a los trabajadores, pero hubo que esperar a 1907 para que se concediera el sufragio universal y directo a los austriacos, lo que redundó en los grandes partidos de masas (socialcristianos, socialdemócratas y pangermanistas). 

En Hungría, por el contrario, se mantuvo una rígida y centralista política de magiarización de las minorías (eslovacos, ucranianos, serbios, y rumanos) que quedaban sujetas a la autoridad del gobierno de Budapest (exceptuando de estas políticas a las minorías de croatas y germanos, protegidos expresamente por el Compromiso de 1867). La extensa nobleza húngara consiguió retener en sus manos los poderes ejecutivo y el legislativo gracias a un sufragio censitario muy restrictivo y a un fuerte autoritarismo que mantuvo sumisa a la mayoritaria población rural húngara, mientras restringía la participación política de las minorías a unos cuantos aristócratas rumanos y eslovacos, mientras ucranianos y serbios sólo tenían asegurado su poder político a nivel municipal y local. El poder de la nobleza húngara se basaba en el control de la tierra que, hasta la revolución de 1848, les pertenecía por completo. 

El Compromiso de 1867 permitió que el territorio mayormente polaco de Galitzia-Lodomeria alcanzara una amplia autonomía administrativa y cultural. A cambio de su lealtad a los Habsburgo, el control de los asuntos internos fue gradualmente transferido a la nobleza e intelligentsia polacas mediante un limitado sufragio censitario provincial, que beneficiaba a los polacos frente a los ucranianos que residían mayormente en atrasadas áreas rurales vecinas a Rusia. La nobleza polaca participó activa y lealmente en la administración imperial. De hecho Galitzia se convirtió en el «Piamonte» del irredentismo polaco frente al autoritarismo del Imperio Alemán y del Imperio Ruso en sus zonas de ocupación, naciendo la idea de la reconstrucción del Reino de Polonia bajo la corona de los Habsburgo (idea que se intentará llevar a la realidad durante la Gran Guerra en el proyecto de la Regencia de Polonia). 

Los croatas consiguieron también autonomía dentro del Reino de Hungría en 1868. Los croatas, mayoritariamente católicos y leales a la dinastía Habsburgo quedaron frustrados por el Compromiso austrohúngaro que los colocaba bajo la autoridad del gobierno húngaro y mantuvieron una lucha constante por la defensa de sus derechos y libertades frente a los gobiernos centralistas de Budapest. 


Economía 

La economía austrohúngara cambió profundamente durante la época de la monarquía dual. El progreso tecnológico aceleró la industrialización y el crecimiento de las ciudades. Ante el desarrollo del capitalismo, las antiguas instituciones feudales comenzaron a desaparecer. El crecimiento económico se centró en un principio en Viena y su entorno, en las regiones alpinas y en Bohemia. Durante los últimos años del siglo XIX el crecimiento económico se extendió también a la llanura húngara y las regiones de los Cárpatos. Al estallar la Gran Guerra la economía austrohúngara era la 5ª economía europea y la 6ª mundial por su PNB, ocupando los mismos puestos respecto a su potencial industrial y comercial. 

Dentro del Imperio las regiones occidentales estaban más desarrolladas que las orientales. Como muestra del rápido crecimiento económico, el PNB per cápita se incrementó a un ritmo de 1,45% anual entre 1870 y 1913. Un nivel de crecimiento comparable al de otros países como el Reino Unido (1,00%), Francia (1,06%) o el Imperio Alemán (1,51%). 

Aun así, la economía de Austria-Hungría en su conjunto se encontraba todavía por detrás de las de otras potencias ya que había comenzado más tarde su modernización. Así, el Reino Unido tenía un PNB un 70% superior al austrohúngaro y el Imperio Alemán un 100%. Por otro lado había importantes diferencias de nivel económico entre las distintas regiones (Bohemia o Austria mantenían niveles de desarrollo económico y social equivalentes a los de Alemania o Francia, mientras que Transilvania, Galitzia o Bosnia-Herzegovina mantenían una gran similitud con los situaciones balcánicas o rusas. 

El ferrocarril se extendió rápidamente en todo el territorio austrohúngaro. Anteriormente, en 1841, el Imperio austríaco había desarrollado una red de ferrocarriles en las regiones occidentales, con centro en Viena. Poco después y con intención de aprovecharlo militarmente, el gobierno invirtió fuertemente en el ferrocarril, construyendo líneas de tren hacia Bratislava, Budapest, Praga, Cracovia, Graz, Liubliana y Venecia. En 1854 Austria disponía ya de 2.000 km. de vías férreas de las que un 70% eran propiedad del Estado. Desde ese momento el gobierno comenzó a vender gran parte de las líneas a la iniciativa privada para recuperar sus inversiones y poder pagar los costes de la Revolución de 1848 y de la Guerra de Crimea. 

Desde 1854 hasta 1879 la iniciativa privada se ocupó de la construcción de nuevas vías. En Austria, con 7.952 km nuevos de líneas, y en Hungría, con 5.839 km, se conseguía de esta forma cohesionar la economía austrohúngara, al menos en lo que hacía referencia al transporte. 

Después de 1879, el gobierno austrohúngaro comenzó a racionalizar la red ferroviaria, principalmente a causa del freno en el crecimiento económico durante la depresión mundial de la década de 1870. Entre 1879 y 1900 se construyeron más de 25.000 km. nuevos de vías en todo el Imperio, llegando el ferrocarril a las regiones más orientales. En 1914 la red ferroviaria llegó a tener más de 43.000 km.(la 3ª de Europa). 

La red ferroviaria redujo los costes del transporte y abrió nuevos mercados para productos de otras regiones del Imperio, sobre todo de las más industrializadas (Baja Austria y Bohemia). 

Banderas y Escudos 

 

Bandera de la marina de guerra (Kriegsflagge) 

 

Bandera de la marina mercante (Handelsflagge) 

 

Escudo de armas del Imperio austrohúngaro adoptado en 1915 

 

Bandera de Austria y de la Casa de Habsburgo. 

 

Escudo de armas de Austria-Hungría (versión de 1867) 

 

Bandera de Hungría 


 

Escudo de armas de Hungría 

 

Estandarte del Emperador 1815–1918 

 

Escudo de armas de Austria
 

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